martes, noviembre 06, 2007

La cruz, es sumamente conocida por nosotros. Su diversidad de sentidos es fascinante y hoy me confronta con una inquietud que toca puntos desde el pensamiento occidental hasta el misticismo afrocaribeño. Vayamos por partes, de todas todas, procuraré ser lo menos estructurado posible, porque estoy comprometido con su disfrute, más que con una didáctica medieval: está demostrado que entre neurona y neurona no hay bullets y la sinapsis no es una flecha de pogüer point.

Por un lado el peso, un peso que se lleva a cuestas, nazarenamente, purificadoramente, puede entenderse como cruz, independientemente de que una suegra tenga forma más bien de barril. O el típico caso del trabajo, las deudas, las angustias del día a día, la inseguridad, el hambre o el miedo... Cuando no tenemos una figura para definir nuestra pesar, se nos marca una X en el espíritu y se tuerce poco a poco, hasta alargarse una de las líneas, separarse levemente entre sí y terminar con la clásica forma de cruz...

Es un peso, sin embargo, dignificante, un castigo purificador por un delito nunca cometido, una culpa expiada por otros, un sacrificio noble en nombre de los más altos principios. Instrumento de la crueldad pagana, artefacto de demostración de poder estatal, ejemplo para los delincuentes en potencia -todo ciudadano es un delincuente en potencia- espectáculo sádico sangriento y vil. La cruz reduce el bien y el mal en dos líneas rectas perpendiculares que se atraviesan y construyen un diagrama con cuatro cuadrantes: Castigo, Culpa, Purificación y Crueldad.

Claro, eso cuando creemos en el Bien y el Mal. El Vodoo caribeño utiliza la cruz ampliamente en su iconografía mística. Entre los sacrificios rituales, las especias y las velas, el misterioso credo Vodoo coloca numerosas cruces cristianas, haciendo alarde no solo de un sincretismo poderoso, sino de un pragmatismo místico y simbólico: la cruz como encrucijada.

Es así, como la encrucijada es entendida en el Vodoo como uno de los elementos clave de su comprensión del mundo espiritual y humano. Una ética de decisiones y opciones, más que de culpas y sacrificios. Así, esta mitificada y muchas veces vapuleada forma de entender el mundo, ofrece una comprensión distinta de la cruz y sobre todo, de como establecer la ética. Confronta directamente la ética a posteriori del bien y del mal con una a priori de alternativas y encrucijadas.

La vida puede ser un camino o bien puede ser una cruz. ¡Llévátelo papá!

1 comentario:

Moisés Soto Martínez dijo...

Cosa curiosa ésta de publicar al mismo tiempo, jejeje