miércoles, febrero 18, 2009

Algunos pudieran pensar que mi nivel de escualidismo - bastante discutible - me obliga a publicar algo respecto a la derrota electoral. Algo que mantenga la motivación desde una perspectiva distinta lo que quizás habrán podido leer o escuchar durante los últimos días, desde el domingo hasta hoy.

Noto con desgano, la facilidad con la que se odia, la dificultad de entender y el fastidio que da ubicarse en una postura relativamente respetuosa respecto a otros.

Da hasta aburrimiento profundo - al menos para alguien que no se considera un líder de la casta moral - ubicar un pronunciamiento en un lugar tan complicado como el respeto mutuo.

Y todo este desdén, toda esta... desidia... no es más que el afecto apropiado para el actual. Porque, ciertamente, me ha dado por divagar, que el modelo más cercano al proceso de funcionamiento de polis venezolana es el liceo.

Si ubicamos los roles dentro de un modelo explicativo, el carajito más rata del liceo es... ¡nuestro Presidente, Hugo Rafael!

No solo es el más rata, sino que es hijo de la Directora. Nadie quiere meterse con él, los profesores le tienen miedo, las maestras mucho más. Muchos le temen, pero muchos más le jalan bola.

Al final, a la mayoría le parece un tipo realmente simpático, conversador, arma las mejores rumbas, tiene de su lado a los tipos que pegan más duro, los más malandros. Y en general, aparte, ha armado zaperocos que aturden a los profesores, los directores del liceo - incluyendo a su mamá - y a los de los liceos cercanos que piensan que son mejores que el nuestro. Y estos zaperocos son muy importantes para conseguir apoyo adolescente.

Nuestro Presidente ha amenazado a los liceos sifrinos con una coñaza si se meten con nosotros, mantiene tensa la avenida con este tema, pero pocos creen que se genere semejante peazo. Ni siquiera los panitas de Hugo. En realidad, muy pocos en el liceo - sólo los más malandros - quieren caerse a piñas con los liceos sifrinos. Los demás simplemente les va bien con las rumbas de Hugo, aparte que los demás ratas nunca tomaban en cuenta a la mayoría de los chamos del colegio, solo se quedaban con su grupito de dos o tres para ir a levantarse a las chamas del liceo sifrino.

Hugo se empató con una sifrina, pero ya terminó con ella.

¡¿Y semejante estupidez dices para animarnos?! - me parece escuchar...

Sin embargo, cuando anuncio mis creencias respecto a las expectativas de la audiencia es para levantar la sospecha de que tales expectativas no serán satisfechas.

Por ahora, queda al menos una salida sensata. Nada de matar a Chávez, nada de golpe de estado, nada de referéndum revocatorio. No, eso no es sensato en un liceo. Cada gallo debe conseguirse un pana ratica. Alguien que ande con el más rata del liceo, para que lo apadrine.

Así que, estimados lectores opositores, si no han logrado tener un amigo chavista que los represente, es el momento de buscarlo. La política no debe ser un obstáculo para la amistad. Busquen dentro de sus gustos musicales, literarios, intereses espirituales y personales, hobbies, talentos e incluso cosas que detestan. Algunas de estas serán compartidas con el grupo que sienten que odian. Una vez que cada opositor tenga a un chavista que lo represente se habrá dado el primer paso.

No será posible abusar de ningún gallo sin generar un conflicto de algún rata con otro. Los gallos entenderán mejor a los ratas, e incluso pensarán que no son mala gente. No dirán que son ignorantes, negros desdentaos y sin cultura. Los ratas no dirán que los gallos son unos interesados insensibles, materialistas que viven en teorías y que nunca han pasado hambre.

Poco a poco, la paz, en medio de camisas azules y beige se forjará, en medio de la dinámica de secundaria.

Eso... o que abran cancha en el patio del liceo... lo cual - aquellos que recuerdan episodios bélicos de secundaria - siempre eran decepcionantes, torpes y breves.

martes, febrero 10, 2009

"Vivir una vida real como un ataque al corazón,
real como tener sexo sin condón,
real como cualquier barrio de cualquier planeta,
real como mis hermanas, que no se han hecho las tetas. "
Se aproximan otras elecciones y hacemos lo posible, en nuestro sano juicio, por convencernos de que es lo más importante a nuestro alrededor.
Recién siento la sensación de que estar ocupado es una metáfora y en realidad estamos desorientados, como si algo nos hubiera soltado en medio de un monte. Estamos demasiado ocupados (desorientados) como para prestar atención. Ya faltan pocos días para votar, es el día después del Día de los Enamorados. Más de un@ irá a votar con cara de content@, poco le importará el NO y/o el SÍ de la pantallita comparados con los síes y los noes de la noche anterior.
Claro, ¡¿pero de qué hablo?!... ¿de perversa lujuria? ¿Lascivo romance? En lugar de cosas importantes (¿elecciones?)
Hoy viví de cerca la tentación criolla de dirigirme al Pueblo. Tengo la idea de que tod@ hereder@ de Bolívar ha sentido la tentación de detenerse ante una masa de gente y pronunciar unas palabras sentidas, pedagógicas, iluminadoras… y luego retirarse y seguir con su vida ocupada (confundida) porque la política no es para gente decente.
La rutina tiene momentos que atomizan la masa, individua las mentes sofocadas en medio del zaperoco. Uno de esos lugares espectaculares del continúo espacio/tiempo es cuando el andén de la estación de Petare se rebosa de gente. Una vez que te das cuenta - desde arriba - que no puedes seguir caminando porque no cabe más gente abajo, notas como derredor tienes decenas de personas con sus mentes también recién despegadas del conglomerado ensordecido que se iba a montar en las escaleras mecánicas.
Y cuando te asomas y ves el andén es cuando llegas a entender a Chávez y sus predecesores. Sientes un fresco por ver la masa desde arriba desde un punto de vista privilegiado. Sientes que podrías gritar hacia abajo, solicitar la atención de cientas de personas y que ellos atenderían. Primero por curiosidad, pero luego, estando tan ocupados (confundidos) podrían tomarte en cuenta y seguir con sus vidas después de vivir un episodio de frenesí caraqueño.
Y esta experiencia imaginaria de poderío carismático es también profundamente escatológica. En pocos segundos el andén se desocupa y terminas frota’@, espaturra’@, apreta’@. Y allí agradeces estar en Caracas y no en París. Porque aquí al menos olemos bien.
Ves la prensa, notas con agradecimiento que hoy no hay cuerpos calcinados en la primera página (saturado). Hoy, para mayor alivio, los titulares tienen que ver más con “política”. Así vamos, de elección en elección, pensando que es lo más importante. Más importante que el calentamiento global, que querer, ser querido, que vivir en paz, que la gente calcinada, que la gente que calcina a otros, que la impunidad, que la injusticia, que la pobreza, que los presos, que los niños de la calle, que el embarazo precoz, el SIDA, la gripe aviar y todos los demás artefactos ingeniados desde el cerebro más vergatario del mundo para distraernos de votar, que es lo más verdaderamente importante (agotado).

Iré a votar como quién fuma sabiendo que da cáncer. Votaré con la esperanza de que seamos de las últimas generaciones que viva en un sistema tan perverso como la “democracia” electoral.
Habiendo dejado el cigarrillo, no he podido dejar el hábito autodestructivo de votar.
Quisiera imaginar un mundo sin elecciones y sin tiranos al mismo tiempo. La utopía de un mundo sin Estado que burocratice y desordene todo, la Utopía de un mundo sin desalmados que liquidan millones de empleos y se quedan con su bono de desempeño de un millón de dólares.
Para quiénes se lo preguntan, a ese mundo me refiero cuando pongo “libertarian” en mi Facebook.