El viernes se me confrontó con una pregunta curiosa: ¿Cómo confrontas el Síndrome Pre Menstrual? Y sí, aquellos y aquellas que me conocen desde hace algún tiempo tienen un conocimiento precognitivo de mis métodos, al igual que yo hasta que me obligan a razonar y exponerlos. Es como ser una patilla, que se cree exclusivamente verde hasta que le forzan a mostrar su interior rojo.
Pero queda claro, que paso por paso, esta pregunta puede ser respondida, sin dejar demasiados espacios vacíos:
- Si caminando por la noche caraqueña, terminas desorientado y solitario, en medio de una larga avenida oscura y ves a lo lejos un grupo de unos quince hombres, con armas de fuego que resplandecen en sus cintos y sus manos. ¿Qué harías? ¿Confrontar?
- La confrontación o el enfrentamiento directo son para enemigos derrotables, no para fenómenos ni eventos naturales (Sorry Bolívar, no voy a hacer que me obedezca)
- Ante los enemigos invencibles y los eventos naturales existen varias alternativas, de las cuales, la más efectiva siempre ha sido huir. El punto es lograr una huida efectiva.
- Volverse invisible: fuentes confiables plantean que si uno es capaz de repertirse a sí mismo su propia invisibilidad, es capaz de convencer a su inconciente y por ende al inconciente colectivo, con lo cual, se vuelve, invisible, así sea por unos minutos. Extraordinariamente efectivo contra depredadores.
- El mundo de la emotividad menstrual merece varias respuestas, pero una de las más sanas es tomar el traje de luces metafórico, arropar el antebrazo con la manga, tomar los banderines con decisión y coraje. Porque a la muerte no se le ve a los ojos, pero tampoco se le huye, se le sortea, se le arrodilla para encantarla y se le observa luego de pie, mientras come el polvo. O mejor un chocolate, porque el polvo no les gusta mucho
- Lo último y vital: el síndrome pre menstrual, aparte de ser algo de lo que se puede hacer gracia por un rato, es un mito. Es como el sereno. Así que niñas, supérenlo, el hecho de que las mujeres sean las únicas que pasen por eso no quiere decir que sea malo, mucho menos un síndrome.
Estamos en una época en que todo lo vinculado con la fertilidad femenida ha sido asociado a algo patológico. Los síntomas de la fertilidad, como si fuese una enfermedad que hay que controlar, curar, eliminar.
En algún momento, las mujeres eran admiradas por ser fértiles. Ahora, si se molestan por algo se les interrumpe con: ¿Qué pasó? ¿Tienes la regla?
Vaya... hay triunfos de triunfos, pero esto es una victoria que casi llega a derrota. Es como fumar la pipa, por la parte gorda.
2 comentarios:
Bravo Iker, gran estilo para la escritura. A ver cuándo te animas y regresas a la narrativa, donde tienes mucho que dar.
Un abrazo
CV
Gracias man, lo mismo digo.
Publicar un comentario