martes, febrero 10, 2009

"Vivir una vida real como un ataque al corazón,
real como tener sexo sin condón,
real como cualquier barrio de cualquier planeta,
real como mis hermanas, que no se han hecho las tetas. "
Se aproximan otras elecciones y hacemos lo posible, en nuestro sano juicio, por convencernos de que es lo más importante a nuestro alrededor.
Recién siento la sensación de que estar ocupado es una metáfora y en realidad estamos desorientados, como si algo nos hubiera soltado en medio de un monte. Estamos demasiado ocupados (desorientados) como para prestar atención. Ya faltan pocos días para votar, es el día después del Día de los Enamorados. Más de un@ irá a votar con cara de content@, poco le importará el NO y/o el SÍ de la pantallita comparados con los síes y los noes de la noche anterior.
Claro, ¡¿pero de qué hablo?!... ¿de perversa lujuria? ¿Lascivo romance? En lugar de cosas importantes (¿elecciones?)
Hoy viví de cerca la tentación criolla de dirigirme al Pueblo. Tengo la idea de que tod@ hereder@ de Bolívar ha sentido la tentación de detenerse ante una masa de gente y pronunciar unas palabras sentidas, pedagógicas, iluminadoras… y luego retirarse y seguir con su vida ocupada (confundida) porque la política no es para gente decente.
La rutina tiene momentos que atomizan la masa, individua las mentes sofocadas en medio del zaperoco. Uno de esos lugares espectaculares del continúo espacio/tiempo es cuando el andén de la estación de Petare se rebosa de gente. Una vez que te das cuenta - desde arriba - que no puedes seguir caminando porque no cabe más gente abajo, notas como derredor tienes decenas de personas con sus mentes también recién despegadas del conglomerado ensordecido que se iba a montar en las escaleras mecánicas.
Y cuando te asomas y ves el andén es cuando llegas a entender a Chávez y sus predecesores. Sientes un fresco por ver la masa desde arriba desde un punto de vista privilegiado. Sientes que podrías gritar hacia abajo, solicitar la atención de cientas de personas y que ellos atenderían. Primero por curiosidad, pero luego, estando tan ocupados (confundidos) podrían tomarte en cuenta y seguir con sus vidas después de vivir un episodio de frenesí caraqueño.
Y esta experiencia imaginaria de poderío carismático es también profundamente escatológica. En pocos segundos el andén se desocupa y terminas frota’@, espaturra’@, apreta’@. Y allí agradeces estar en Caracas y no en París. Porque aquí al menos olemos bien.
Ves la prensa, notas con agradecimiento que hoy no hay cuerpos calcinados en la primera página (saturado). Hoy, para mayor alivio, los titulares tienen que ver más con “política”. Así vamos, de elección en elección, pensando que es lo más importante. Más importante que el calentamiento global, que querer, ser querido, que vivir en paz, que la gente calcinada, que la gente que calcina a otros, que la impunidad, que la injusticia, que la pobreza, que los presos, que los niños de la calle, que el embarazo precoz, el SIDA, la gripe aviar y todos los demás artefactos ingeniados desde el cerebro más vergatario del mundo para distraernos de votar, que es lo más verdaderamente importante (agotado).

Iré a votar como quién fuma sabiendo que da cáncer. Votaré con la esperanza de que seamos de las últimas generaciones que viva en un sistema tan perverso como la “democracia” electoral.
Habiendo dejado el cigarrillo, no he podido dejar el hábito autodestructivo de votar.
Quisiera imaginar un mundo sin elecciones y sin tiranos al mismo tiempo. La utopía de un mundo sin Estado que burocratice y desordene todo, la Utopía de un mundo sin desalmados que liquidan millones de empleos y se quedan con su bono de desempeño de un millón de dólares.
Para quiénes se lo preguntan, a ese mundo me refiero cuando pongo “libertarian” en mi Facebook.

1 comentario:

Unknown dijo...

uyyy... hoy sucumbí a esa tentación venezolana... y ayer también, Dios... creo que toda la semana!! SOY UN DEMAGOGO!!! ya veré como expío mis culpas...