"Año nuevo, vida nueva, más alegres los días serán"
El estribillo resuena en el cajón del pecho y no ha finalizado la primera semana del último año con un solo dígito de la primera década del tercer milenio en curso de la era cristiana.
La Billo's es un ícono de la nostalgia, al menos para nosotros. La gaita, también, a pesar de sus intentos de rejuvenecimiento, sigue siendo la misma gaita, más o menos desde que nací. La época que precede al año nuevo por nuestros predios está repleta de años viejos por alguna suerte de paradoja, lo cual nos hace indagar en un misterio anejo a nuestro época: ¿Y cómo - o qué - hacían antes?
¿Qué se bailaba antes de la Billo's? ¿Antes de 5 pa'las 12? ¿Antes de Maracaibo 15, Gran Coquivacoa y el Inmortalísimo Monumental de la Gaita, Ricardo Aguirre, con La Grey Zuliana?
¿Antes se bailaba? ¿Qué se hacía, en aquel tiempo cercano a la génesis del universo previo a Billo's, Los Melódicos, el furruco, los despojos del Arquitecto de Sueños y las predicciones de Hermes?
Por supuesto, la seriedad de tales cuestiones merecen una respuesta. Pero no la daré yo.
Lo que quisiera perforar con un pequeño chinche metafísico y dejarlo colgado en este corcho virtual al menos unos cuantos días - nótese mi ambición desmedida - es que en nuestra tierra y en nuestro tiempo se vuelve clásico lo que logra perdurar por más de 30 años. Lo peor - o lo mejor -, es que no nos sorprende en absoluto. La liviandad de nuestra estética es tal que las formas de lo bueno, lo bonito, lo feo, lo bello y lo trascendente varían como los precios de los artículos de consumo diario.
No confundamos las ligeras manifestaciones estéticas de la moda de pasarela que se define a sí misma por temporadas, si no aquella belleza que hace varios años tenían los atardeceres, una belleza profundamente amarrada al sonido de punteo de una guitarra, que ahora es como más bien Zen. Sin dejar a un lado la dolorosa contradicción para nosotros de empezar a sentir nostalgia por un pasado no vivido, mientras la disolución de los proyectos organizadores del mundo hacen el futuro cada vez más incierto y, por ende, menos susceptible de inspirar ánimo de lucha.
Do you follow me?
No quisiera profundizar mucho más en esta idea hasta el punto de que parezca algo preocupante, porque no lo es necesariamente. Quizás sea más bien vicioso contener un ancla estética de la contemplación y ver lo bonito más o menos igual siempre, o nunca sentir nostalgia. Pero bueno, según lo prometido y lo que ordena la costumbre, no me queda más que desearles un ¡¡¡¡¡¡¡FELIZ AÑOOOOOOOOOOO!!!!!!!!
El estribillo resuena en el cajón del pecho y no ha finalizado la primera semana del último año con un solo dígito de la primera década del tercer milenio en curso de la era cristiana.
La Billo's es un ícono de la nostalgia, al menos para nosotros. La gaita, también, a pesar de sus intentos de rejuvenecimiento, sigue siendo la misma gaita, más o menos desde que nací. La época que precede al año nuevo por nuestros predios está repleta de años viejos por alguna suerte de paradoja, lo cual nos hace indagar en un misterio anejo a nuestro época: ¿Y cómo - o qué - hacían antes?
¿Qué se bailaba antes de la Billo's? ¿Antes de 5 pa'las 12? ¿Antes de Maracaibo 15, Gran Coquivacoa y el Inmortalísimo Monumental de la Gaita, Ricardo Aguirre, con La Grey Zuliana?
¿Antes se bailaba? ¿Qué se hacía, en aquel tiempo cercano a la génesis del universo previo a Billo's, Los Melódicos, el furruco, los despojos del Arquitecto de Sueños y las predicciones de Hermes?
Por supuesto, la seriedad de tales cuestiones merecen una respuesta. Pero no la daré yo.
Lo que quisiera perforar con un pequeño chinche metafísico y dejarlo colgado en este corcho virtual al menos unos cuantos días - nótese mi ambición desmedida - es que en nuestra tierra y en nuestro tiempo se vuelve clásico lo que logra perdurar por más de 30 años. Lo peor - o lo mejor -, es que no nos sorprende en absoluto. La liviandad de nuestra estética es tal que las formas de lo bueno, lo bonito, lo feo, lo bello y lo trascendente varían como los precios de los artículos de consumo diario.
No confundamos las ligeras manifestaciones estéticas de la moda de pasarela que se define a sí misma por temporadas, si no aquella belleza que hace varios años tenían los atardeceres, una belleza profundamente amarrada al sonido de punteo de una guitarra, que ahora es como más bien Zen. Sin dejar a un lado la dolorosa contradicción para nosotros de empezar a sentir nostalgia por un pasado no vivido, mientras la disolución de los proyectos organizadores del mundo hacen el futuro cada vez más incierto y, por ende, menos susceptible de inspirar ánimo de lucha.
Do you follow me?
No quisiera profundizar mucho más en esta idea hasta el punto de que parezca algo preocupante, porque no lo es necesariamente. Quizás sea más bien vicioso contener un ancla estética de la contemplación y ver lo bonito más o menos igual siempre, o nunca sentir nostalgia. Pero bueno, según lo prometido y lo que ordena la costumbre, no me queda más que desearles un ¡¡¡¡¡¡¡FELIZ AÑOOOOOOOOOOO!!!!!!!!
2 comentarios:
De verdad que hace tiempo, el tiempo se hizo aliado del EGO para jod... la vida.
Pero lo mejor del caso es que aun hay algunos (miles, millones) que nos resistimos a sacrificar el soy por el tengo.
Asi de facil...
De pana, ¿que diablos se hacia antes de que se inventara toda la parafernalia cursi que ahora llamamos tradición de fin de año?? que hacian mis abuelos cuando eran chamos? ya tengo proyecto para este fin de semana... gracias a la pipa...
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